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Emprendedores: datos, características, enfoques

Primera publicación: 27 de septiembre de 2016. Actualización: 19 de septiembre de 2017.

En este este artículo desarrollamos el concepto de qué es un emprendedor, qué características tiene y qué enfoques explican el proceso de emprendimiento.

Comenzamos por ofrecer unos datos sobre el emprendimiento en España ofrecidos por el Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2015 (pdf). Acompaño los mismos con el programa de Estartapeando, titulado «¿Cómo es un emprendedor?» en el que se entrevista a una de las responsables del estudio. Recientemente se ha publicado la versión del informe correspondiente a 2016 (pdf).

Una vez contextualizado el fenómeno y el entorno emprendedor, prestamos atención al concepto de emprendimiento en sí mismo. El emprendimiento es un proceso de descubrimiento, evaluación y explotación de oportunidades por personas que cuentan con una actitud proactiva, orientada a la acción, que son curiosas con su entorno y que detectan formas de generar valor añadido a los usuarios.

Entre los emprendedores la tolerancia al riesgo es fundamental, si bien son muchas otras las características que dibujan el tipo de una persona emprendedora. Diversas investigaciones han mostrado que determinados factores como el entorno familiar en la infancia, la educación, la edad o la experiencia laboral condicionan la actividad emprendedora.

No se puede ocultar que las tasas de fracaso en proyectos empresariales son altas por lo que al margen de aceptar los riesgos hay que minimizarlos y valorar muy bien a qué se renuncia y a cambio de qué se hace. En ocasiones presentamos el emprendimiento como un problema principalmente motivacional lo cual acaba por ocultar muchos de los matices clave que hacen que los proyectos no salgan adelante.

Es en esta línea que considero que existe un boom en torno al emprendimiento que hace que se presente como la solución a todos nuestros problemas y carencias; sin embargo de alguna forma el emprendimiento también se puede convertir en un negocio en sí mismo. Cabe señalar la gran proliferación de centros de coworking en Granada. Hasta hace dos o tres años tenía localizados cerca de 20 espacios de este tipo, que más que ofrecer servicios a precios económicos y potenciales contactos y alianzas, constituían una nueva forma de dar salida al excedente de locales fruto de la burbuja inmobiliaria. Las redes se pueblan también de perfiles motivadores, de conferenciantes dispuestos al hacer del «tú puedes» su propuesta de valor. En el ámbito de la cultura recomiendo leer el artículo “El timo del emprendedor cultural”, sobre el negocio de que otros emprendan.

Sin embargo, esto no quita un ápice de consistencia a la necesidad de fomentar la actitud emprendedora y el reconocimiento social a aquellos que hoy están construyendo la bases para una futura empresa que enriquezca nuestro exiguo tejido productivo.

Este necesario impulso al emprendimiento se manifiesta también en la creación de espacios o proyectos de emprendimiento en las universidades. Son múltiples los ejemplos: desde el Harvard Innovation Lab o The Princeton Entrepreneurship Club, en Estados Unidos; hasta los más cercanos LINK en la Universidad de Málaga o UGR emprendedora en la de Granada. Todo este movimiento nos enfrenta finalmente a la pregunta de hasta qué punto se pueden crear emprendedores.

Existen sin embargo otros enfoques de innovación que también nacen al calor de los movimientos sociales y de la tecnología. Es el caso de los laboratorios sociales en diversos ámbitos (educación, gobierno, medios de comunicación, mediación, etc.), destacando en la Universidad de Granada: Medialab UGR – Laboratorio de Investigación en Cultura y Sociedad Digital.

Por último prestamos atención al proceso emprendedor en sí mismo. Existen diversos enfoques que lo explican. Nos centramos en los tres principales:

  • enfoque causal
  • enfoque efectual
  • enfoque bricolaje

El enfoque causal parte de la idea de un resultado ya dado. Existe un producto o servicio final que desarrollar, en función del cual se ordenan los medios adecuados. Funciona particularmente en mercados que presentan bajos niveles de incertidumbre. Estos entornos estables y estáticos hacen que las oportunidades de emprendimiento sean identificables de una manera objetiva, a priori.

El enfoque efectual parte de los medios de que se dispone para emprender un proyecto. Las oportunidades de negocio no son evidentes. Nos encontramos en entornos con una gran incertidumbre. El proceso de emprendimiento tiene un carácter más experimental e iterativo, sin anticipar un resultado final. Uno de los lemas sería el de “equivócate pronto y barato”. Las oportunidades para emprender son subjetivas y se construyen socialmente. Con este enfoque cuadran adecuadamente metodologías como el Design Thinking o Lean Startup. También conceptos como el bootstrapping.

El enfoque de bricolaje entiende el proceso emprendedor como una creación contingente a partir de lo que el emprendedor tiene a mano. Se realiza un proceso de combinación y reutilización de los recursos (bricolaje). El entorno no ofrece las mejores condiciones para el emprendimiento por lo que al detectar una oportunidad, frente a la opción de buscar infructuosamente recursos, se lanzan a llevarla a cabo con lo disponible. Podríamos conectar este enfoque con el movimiento maker.

Fotografía: «Russian tall ship Pallada» por Todd Lappin con licencia by-nc 2.0.

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Esteban Romero Frías

Catedrático de la Universidad de Granada. Vicerrector de Innovación Social, Empleabilidad y Emprendimiento. Innovando desde MediaLab UGR. Transformando desde ReDigital.