Supe de John
Tras escuchar a Banville me pareció un escritor con una gran personalidad, atildado, algo afectado. Todo un personaje. Acababa de recibir el Premio Austriaco de Literatura Europea 2013, un galardón que algunos sitúan como antesala del Premio Nobel. Aproveché el acto para comprar Antigua luz, último libro que había publicado y que tuvo la amabilidad de firmarme. Algo que me llamó la atención en la mesa de libros para la venta era la presencia de un autor que no figuraba en el programa, Benjamin Black. Luego descubrí que Black era el alter ego que Banville empleaba para escribir novela negra, una afición que como declara en esta interesante entrevista en ABC le ocupa los veranos, la estación del año que más detesta.
Inicié Antigua luz al cabo de unos meses pero la escasez de tiempo no me dejó acabarla. Quiso el azar que en septiembre de 2013, en una de los repetidos viajes al juzgado para los trámites de mi boda civil, encontrara en un kiosko un ejemplar a buen precio de El secreto de Christine (Christine Falls, en inglés, mucho mejor título) de Benjamin Black. Pasaron los meses y una mañana de mayo, en los últimos minutos antes de salir de casa para emprender viaje a México, tomé el volumen entre los múltiples candidatos que pueblan mi biblioteca. Quizá fuera puro azar o tal vez mi reciente interés por la novela negra. Red harvest de Dashiell Hammett me había dejado con ganas de más.
Banville/Black entran sin duda en mi pequeño panteón de autores vivos a los que seguir. Probablemente la próxima aproximación sea al escritor que se oculta bajo su nombre real. Cabe señalar para quien quiera alguna referencia más de este autor que Benjamin Black acaba de publicar La rubia de ojos negros, novela en la que vuelve a dar vida al Philip Marlowe de Raymond Chandler, con las mejores críticas. Un reto no apto para principiantes.