Artículo de opinión publicado en Ideal el domingo 10 de diciembre de 2017. Los hiperenlaces e imágenes corresponden a mi edición digital.
Cuántas veces pensamos en nuestras instituciones como espacios ajenos a la innovación, poco estimulantes, lejanos a la ciudadanía; en cuántas ocasiones nos referimos a los funcionarios como trabajadores acomodados, poco motivados y renuentes al cambio. Es más, cuántas veces nos consideramos a la propia sociedad granadina como una sociedad apática, poco constructiva y escasamente dada a unir esfuerzos para que los proyectos salgan adelante. Bien, si usted se identifica con estos escenarios, tengo la obligación de llevarle la contraria. No solo porque la realidad continuamente nos da argumentos que desmienten estos estereotipos, sino porque recientemente ha ocurrido algo en Granada que nos sitúa a la vanguardia de la innovación ciudadana y de la innovación en las instituciones públicas.
Imaginen por un momento que ante un gran reto en nuestra ciudad, funcionarios de las más diversas áreas del Ayuntamiento se sentaran junto con ciudadanos (vecinos, representantes de asociaciones, estudiantes, empresarios, etc.) con la mediación de la Universidad para diseñar conjuntamente propuestas a través de un proceso creativo de escucha y empatía colectiva. No tienen que imaginar demasiado, solo visitar labingranada.orgy leer las propuestas y las conclusiones del I Encuentro LabIN Granada sobre Turismo y Ciudad que, organizado por Medialab UGR – Universidad de Granada y Turismo Ciudad de Granada – Ayuntamiento de Granada, se a celebró en la Escuela de Arquitectura los días 28, 29 y 30 de noviembre.
La Universidad de Granada, a través de su Medialab, presentó en el mes de mayo el proyecto de LabIN Granada – Laboratorio de Innovación Ciudadana de Granada, una apuesta por articular desde la participación de los diversos actores de nuestra sociedad propuestas innovadoras para la mejora de Granada. Un espacio de encuentro promovido desde la Universidad, con una radical orientación ciudadana, que pretende proporcionar a nuestras instituciones públicas un instrumento para la mejora de las políticas públicas, generando una metodología que combina las virtudes de lo digital con el potencial de lo presencial para generar innovación. Dentro de este marco, el pasado septiembre se lanzó una campaña para generar ideas sobre Turismo Sostenible, cuyos resultados arrojaron cerca de 450 propuestas. Como continuación de esta acción, surge el Encuentro recién celebrado con el objetivo de propiciar el intercambio presencial entre los diversos actores interesados en turismo y en diseño de un modelo propio de ciudad.
A lo largo de dos mañanas se ha trabajado en torno a ocho laboratorios para el diseño de propuestas, un formato centrado en la construcción colectiva y en la experimentación. Las propuestas, que han girado en torno a cuestiones tan candentes como la redistribución espacial del turismo, los alojamientos turísticos y su impacto socioeconómico en los barrios; los espacios y prácticas emergentes del turismo, la movilidad, la cultura, el deporte o el turismo visto desde una perspectiva de género, ayudarán a conformar el Plan de Turismo de la Ciudad para los próximos años.
Pocas experiencias de este tipo se han realizado en nuestro país; quizá la más destacada fue la organizada por Medialab Prado este mismo año en Madrid bajo el nombre de Madrid Escucha. Sin embargo, quizá sea esta iniciativa granadina la primera en la que un trabajo de co-creación entre funcionarios y ciudadanos nace con la posibilidad de ser volcado en un Plan con una dotación presupuestaria. También es único el papel que la Universidad está desempeñando en este proceso: sentando las bases para una nueva forma de relación entre ciudadanía e instituciones públicas, entre comunidad universitaria y ciudad, generando un marco con una clara vocación de pervivir a través de los distintos gobiernos municipales y universitarios.
Si una idea podemos tener clara es que la participación y la innovación no son modas, sino conceptos clave de nuestro tiempo. La participación permite activar la inteligencia colectiva de nuestra ciudadanía, no solo para la elección entre diversas opciones, sino para la generación de iniciativas y el logro de consensos sociales. Ello permite un mayor grado de conexión entre el pulso de la calle y la actividad de nuestros políticos, que en muchas ocasiones carecen de mecanismos eficaces para conocer el estado de una cuestión. Esto nos puede permitir avanzar en pos de una ciudadanía más innovadora y activa, comprometida con su entorno y articulada en redes y comunidades para lograr sus fines legítimos. La participación está llamada a dejar de ser una variable discreta, que se ejerce una vez cada cuatro años, para ser una variable continua, con participaciones de diverso grado e intensidad a lo largo del tiempo. Uno de los grandes retos es el de equilibrar estos procesos con los propios de la democracia representativa que hoy por hoy es la que sustenta nuestro modelo político. Otro es cómo conseguir que todos aquellos que no suelen participar lo hagan, más allá de los colectivos que ya se encuentran movilizados. La participación, para ser válida, debe ser inclusiva y representativa de la sociedad en la que se desenvuelve.
El otro elemento clave es la innovación. Nuestra sociedad en su conjunto y las instituciones que la gobiernan serán innovadoras o no tendrán futuro. Los cambios tecnológicos son de tal envergadura que hoy afrontamos problemas que no existían hace apenas diez años; por ejemplo, el problema de los alojamientos turísticos o los nuevos modelos de transporte. Solo una ciudadanía y unas instituciones inconformistas, constructivas, con capacidad de escucha, de desaprender y de rediseñarse serán capaces de aprovechar y liderar urbes más prósperas, más limpias, más saludables, más amables.
De la experiencia de estos días hemos extraído algunos aprendizajes: 1) no hay soluciones óptimas ni únicas, son resultado de construcciones sociales, fruto del diálogo y del consenso; 2) los funcionarios, en tanto que servidores públicos y ciudadanos, están deseosos de mejorar la sociedad desarrollando un trabajo más pleno, más transformador, más innovador; 3) la ciudadanía, desde su pluralidad, aprovecha los espacios de participación para hacer oír su voz; y, 4) todos debemos aprender a participar y a innovar, entrenando nuestra capacidad de empatía y de escucha, de diálogo y de silencio para dejar que los otros participen.
Precisamos de nuevos relatos y nuevas metodologías de encuentro, de diálogo, de producción y de creatividad para activar la Granada innovadora que necesitamos. El modelo LabIN Granada nace como una respuesta a esto. Si no pudieron participar en el Encuentro, entren en la plataforma, conozcan las propuestas realizadas y contribuyan con sus ideas y opiniones. En resumidas cuentas: participe e innove para transformar Granada.
Catedrático de la Universidad de Granada.
Vicerrector de Innovación Social, Empleabilidad y Emprendimiento.
Innovando desde MediaLab UGR.
Transformando desde ReDigital.