Hace casi dos años que no escribo una nota sobre los libros que tengo oportunidad de leer. La última fue de septiembre de 2015 en relación a Señales
Aprovechando el mes de agosto, me doy el pequeño gusto de hacer mención a la última novela que he leído: El bendito arte de robar, de Christopher Brookmyre. Se trata de una obra, editada por Malpaso, escrita por un autor escocés tan desconocido para mí como creo que en general para el público en español. Con todo no es un autor novel, con más de 15 novelas en su haber y una consistencia y ritmo que muestran un gran oficio y experiencia. Una novela refrescante, centrada, como su título indica, en el arte de robar desde una perspectiva profundamente creativa y artística. No exenta de tintes más negros y escabrosos, sin duda parte de la novela transcurre con un literatura de guante blanco, más centrada en los desafíos lógicos que en el desarrollo de conflictos entre los personajes. Sin embargo la trama se oscurece y en torno a la historia del ladrón y de la policía que se enfrenta a él surgen matices y conflictos personales y sociales que enriquecen la historia.
Recomiendo vivamente la novela a todos los amantes del noir, de la novela negra, en este caso del tartan noir, la novela negra escocesa. Parece ser que una subgénero en sí misma.
Puedo confrontar esta novela con dos obras que también leí este año. Por un lado, El ángulo muerto, de Aro Sáinz de la Maza y por otro, Tirana Blues, de Fatos Kongoli. La primera, una novela negra ambientada en Barcelona y muy centrada en mostrar los conflictos sociales derivados de la crisis económica que hemos vivido. Su ejecución no es tan redonda como la de El bendito arte de robar. La segunda es un descubrimiento no exento de exotismo, pues se trata de un autor albanés. El primero que tengo el gusto de leer. Sin duda la historia política de Albania y las problemáticas sociales que este país, en el corazón de Europa, vive, encuentran en el genero negro un vehículo perfecto para mostrar la crudeza de unas historias que quizá no se diferencian tanto de tantas otras historias que acontecen en otros lugares. Lo recomiendo.
De momento, voy a seguir explorando la literatura albanesa. Ahora con Angelus Novus, de Bashkim Shehu.