En el marco de la iniciativa Frena la Curva, estoy participando en un Colaboratorio, un laboratorio distribuido conformado por personas que colaboran desde distintos lugares, que se centra en el reto de cómo articular el ecosistema de innovación ciudadana. He escrito una breve aportación inicial que incluyo aquí y que se encuentra publicada junto a la de otras personas implicadas en el campo de la innovación ciudadana.
Las universidades son ecosistemas privilegiados de conocimiento que se articulan en torno a tres grandes colectivos: personal docente e investigador, personal de administración y servicios, y estudiantado. La epistemología científica hace que en centros tan ricos en saberes, el saber experto sea el que sobresale opacando al resto. Un saber experto disciplinar, eficiente en su especialización pero ineficiente en muchas ocasiones en su capacidad de desbordar los límites de las áreas de conocimiento. Tanto el estudiantado como el personal de servicios pueden jugar un papel fundamental en conectar de maneras más significativas el saber científico con el saber de la experiencia, el saber situado, localizado en comunidades a las que estamos llamados a servir.
Es pues preciso repensar la Universidad desde un vector común que es el de la ciudadanía. Hablamos de comunidades universitarias, que como en mi ciudad, Granada, articulan a más de 65.000 personas de forma directa, constituyendo un cuarto de la población total del núcleo urbano. Si algo es la comunidad universitaria es un conjunto de ciudadanas y ciudadanos con algunos rasgos comunes: capacidad de generar conocimiento especializado, tiempo y recursos para desarrollarlo, libertad, juventud, energía. Si a esta comunidad añadimos al resto de la ciudadanía como actor que se relaciona de forma continua con la Universidad, encontramos que esta tiene una oportunidad única para ser el sustrato, el impulso, la protagonista de un ecosistema de innovación ciudadana, que, de abajo hacia arriba, articule proyectos de transformación social, bien desde el empoderamiento personal y colectivo o bien a través de la conexión con las instituciones públicas que nos gobiernan. Es en esta relación donde la innovación ciudadana se transforma en innovación pública al servicio del diseño de mejores políticas públicas o de proyectos de transformación social. Es justamente en esta idea de “innovación pública desde las universidades” en la que estamos trabajando con ahínco, combinando innovación social, innovación ciudadana, conocimiento experto, saberes distribuidos y capacidad y líbido de aprendizaje.
Universidad, innovación ciudadana e innovación pública, son ejes clave en nuestro futuro.
Fotografía de portada por You X Ventures en Unsplash