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Los problemas de la universidad en Reino Unido: aquí no se salva nadie

En el ámbito educativo la tendencia a compararnos internacionalmente es imparable: los informes PISA para primaria y secundaria y los diversos rankings de universidades (Shanghai, entre otros muchos). Vivimos en un espacio educativo ficticiamente globalizado donde pareciera existir un mercado único del acceso al conocimiento que nos obliga a medir, comparar, clasificar y premiar con el fin de que los ciudadanos puedan tomar decisiones. Sin embargo, esto no es así, no se trata de decisiones de compra. Muy pocas personas tienen la capacidad económica trasladarse a otros centros. Conocer y valorar las mejores prácticas e intentar adoptarlas convenientemente adaptadas a nuestras necesidades y a nuestro contexto me parece importante. Competir por estar unas décimas más arriba, no.

Centro el tema en nuestro sistema universitario, recientemente criticaba nuestra prensa (El País, El Mundo) la ausencia de universidades españolas entre las 200 primeras del mundo de acuerdo con el ranking de Shanghai (con todo, no quiero dejar de destacar aquí los excelentes resultados de la Universidad de Granada, a la que pertenezco). Se trata de una crítica que se fija en los número pero que raramente reclama con argumentos la modernización de nuestra Universidad. Una crítica merecida y razonada que también se acompaña de una cantidad ingente de prejuicios y lugares comunes. Nuestros datos corresponden a un país de los que menos invierten en educación. Frente a nuestra situación, sistemas como el británico gozan de un potente posicionamiento en los rankings internacionales: 9 universidades entre las 100 primeras y 11 entre la 101 y 200 del mundo. ¡Oh envidia! Un sistema que funciona frente al sistema español, tan mediocre. Un planteamiento fácil.

¿Qué problemas presenta sin embargo el sistema británico?

Hace apenas una semana en The Guardian el profesor André Spicer publicaba un artículo en el que criticaba duramente el sistema universitario de este país. Dejadme resumir algunos argumentos:

  • Un sistema universitario que ha crecido durante décadas pero que ahora mismo sufre un descenso acusado en el número de estudiantes con una caída de un 4% en el último año.
  • Con un aumento acusado del coste de la universidad y de los préstamos asociados.
  • Un mercado laboral donde aproximadamente solo un 20% de los trabajos requieren graduados.
  • Un alejamiento de la Universidad con respecto a las necesidades de su entorno.
  • Un modelo universitario con una estructura administrativa engordada hasta el punto de que dos tercios de las universidades cuentan con más personal administrativo que profesorado.

Estamos ante un sistema universitario que, a pesar de la excelencia de sus universidades (de acuerdo con los instrumentos de medida usados), presenta algunos problemas que no serían muy ajenos a los que se puedan argüir en nuestro país y en otros. Habrá que analizar en el futuro próximo los efectos del Brexit sobre un sistema con una gran proyección internacional.

Es imposible juzgar un sistema universitario en función de una regla de medir que nunca es neutra. Las universidades no compiten realmente entre sí, salvo en ámbitos muy determinados. Juzgar la “excelencia” de una Universidad en relación con otras sin tener en cuenta su contexto político, social, lingüístico, sin saber si su acción es acorde con las necesidades de su entorno; no basta, no es suficiente. ¿Estamos midiendo lo que de verdad valoramos? Porque la medición puede ser otra forma de engañarnos con respecto a lo que pretendemos conseguir.

Capítulo aparte merece el tema del problema de la excesiva burocratización de la universidad. Mi objetivo era escribir de ello, pero no he querido dejar pasar la mirada a nuestros vecinos para ser conscientes que nadie vive en ajeno a sus conflictos sociales. Lo haré mañana.

Fotografía: Coimbra, por Riccardo Romano con licencia by-nc-nd.

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Esteban Romero Frías

Catedrático de la Universidad de Granada. Vicerrector de Innovación Social, Empleabilidad y Emprendimiento. Innovando desde MediaLab UGR. Transformando desde ReDigital.