El viernes 17 de febrero celebramos el homenaje
Yo tuve la oportunidad de dirigirle unas palabras con motivo de la presentación del homenaje. Aprovecho aquí para incluir las palabras que le dediqué e incluí en el libro. Relatan una parte importante de mis comienzos en el mundo de la universidad.
Conozco a Ramón desde hace 12 años, cuando asistí a sus clases de Contabilidad Financiera 2 en la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas. El curso siguiente volví a disfrutar de su experiencia, conocimientos y magníficas dotes narrativas en la optativa de Normalización Contable Internacional. Recuerdo que sus clases me fascinaban porque, a diferencia de otros profesores, no se limitaba a exponer el libro de referencia resolviendo los ejercicios, sino que iba más allá. Se dejaba llevar analizando experiencias, noticias, casos prácticos, en los que siempre incidía en la “sustancia económica”. Esa era la clave para entenderlo todo. A algunos de mis compañeros les enervaba que Ramón no resolviera los ejercicios del libro en clase; sin embargo esos compañeros eran los que me sacaban de mis casillas. Al fin y al cabo, el propio Ramón era el autor del material docente y en el libro lo explicaba todo magníficamente bien. Durante las clases yo empecé a conocer a Ramón, pero él no a mí, a pesar del contacto común que teníamos en el ámbito profesional, mi padre.
La primera vez que quedamos los dos en la facultad para tratar temas de normas internacionales de contabilidad fue el 11 de septiembre de 2001. Acababan de derribar las torres gemelas y yo hacía acto de presencia en el departamento para ver cómo podía colaborar con él en la traducción de unos resúmenes de las NIC que en aquel momento estaban disponibles en la web de Iasplus, nuestra web de referencia en estos temas. Ese año yo me marchaba de Erasmus a Inglaterra.
El contacto con Ramón me llevo indirectamente a vincularme a la universidad ya que durante ese curso, 2001/2002, disfruté de una beca de iniciación a la investigación, trabajando con él en estos temas. Al año siguiente, tuve una beca de colaboración en el Departamento. Me dediqué a ayudar a Ramón en la preparación de su tesis doctoral. Aún recuerdo leyendo las últimas versiones de los capítulos. Yo tenía poco que aportar pero él confiaba en mi gusto literario. Para él el estilo siempre ha sido muy importante. Siguiendo su senda y consejo me marché a realizar cursos de doctorado a la Universidad de Valencia, el mejor departamento según me decía. Allí pude tratar y trabajar con nuestro amigo común Gregorio Labatut.
Cuando en 2006 entré como profesor al Departamento, la casualidad y la suerte quisieron que entrara a impartir docencia con él en Normalización Contable Internacional. Una responsabilidad tremenda pues mis clases al lado de las suyas no tenían comparación. Con él tiempo dejó la asignatura. Hasta el día de hoy, cuando voy a clase, la considero uno más de sus legados.
Ramón me empujó a escribir mis primeros artículos en Partida Doble, mi primera comunicación en un congreso (ASEPUC 2004) y sobre todo me enseñó el valor del rigor académico e intelectual. Sin pretenderlo, influyó en mí de tal modo que actualmente me siento afortunado y agradecido por seguir sus pasos en el mundo universitario. Su amor por la contabilidad no ha acabado de ser compartida tanto como quisiera. Los tiempos son otros y he acabado tomando mi propio camino. Lo que es seguro es que sin Ramón probablemente no estaría en la universidad, un trabajo que cada día quiero más y en el que me siento afortunado de servir.
Ramón, cuídate y disfruta este nuevo tiempo.