«It is time that villages were universities.»
Henry D. Thoreau
¿Qué es la innovación?
La innovación es una predisposición del espíritu y una herramienta de la razón, que nos permite reflexionar sobre nuestra situación actual con una orientación crítica hacia la acción. Se trata de moverse con una mirada oblicua, anticipar de manera experimental, dudar, y no llegar a conclusiones definitivas, pero estar dispuestos a consolidar y escalar lo que funcione, siempre asumiendo riesgos. Es una acción que surge desde lo concreto, desde lo situado, del territorio que habitamos.
Entiendo la innovación como un proceso de volver a poner la atención en el presente, más allá de lo puramente individual. No es simplemente un esfuerzo personal de estar atentos en nuestra carrera hacia el futuro, sino un proceso de transformación social que lleva a la sociedad a enfocarse nuevamente en su propio mundo. Este proceso de atención requiere también capacidad de distracción, observación y apertura a aquello que singulariza nuestras ideas y las hace concretas.
Innovación desde lo situado y el territorio
La innovación debe abordarse desde la inocencia, con una mente vacía, como nos sugirió el arquitecto Steven Holl en su reciente visita a la Universidad de Granada. No debe ser el «estilo» lo que prime, sino que el entorno debe guiar el resultado. El protagonismo está fuera del yo. Somos agentes de cambio, no el cambio en sí mismo. Practicar la levedad, quitarnos importancia para recuperarla fortalecida, es crucial para innovar. Esta levedad era una de las seis lecciones que Italo Calvino reflexionaba sobre el proceso de creación y la escritura cuando pensaba en cómo sería nuestro actual milenio.
La idea renacentista de salir a descubrir y aprender por nosotros mismos es algo que debemos reivindicar en un mundo abierto a cualquier tipo de experiencia, pero al mismo tiempo tan desatento a lo que nos ocurre en la proximidad.
La transformación desde la insatisfacción
La insatisfacción transformadora nos empuja al cambio, no al bloqueo. Este concepto es similar al distanciamiento que planteaba Bertolt Brecht en su teatro, buscando evitar la catarsis para centrarse en la toma de conciencia de los datos esenciales de los personajes. Brecht defendía la colectividad y la diversidad de identidades, distanciándonos de lo que somos para ser con los demás de otra manera.
Por su parte, Simone Weil distinguía entre la atención como concentración o fuerza de voluntad y la atención como espera o vaciamiento, que permite acoger lo desconocido. Esta espera, esta suspensión de la atención en lo que debe ser, nos abre a la innovación y la transformación.
Esta apertura, en nuestra universidades, implica atravesar la institución de la realidad circundante, del territorio en el que se hace realmente significativa. Esa es nuestra propuesta.
Innovación en la Universidad de Granada
La Universidad de Granada se ha comprometido, de forma expresa, con estos principios a través del nuevo Vicerrectorado de Innovación Social, Empleabilidad y Emprendimiento. Este vicerrectorado, a través de sus diversas unidades como Medialab UGR, el Centro de Empleo y Prácticas, y UGR Emprendedora, trabaja para fomentar la conexión con el territorio y la comunidad.
El principal modelo que sirve de soporte a estas acciones la iniciativa Impronta Granada (https://improntagranada.es/). Impronta Granada es una alianza entre la Universidad y la Diputación de Granada para abordar los desafíos recogidos en las agendas urbanas de la provincia. En este marco, se ha creado una plataforma web que conecta retos y resultados de investigación, demostrando el poder de la colaboración pública desde una perspectiva innovadora y centrada en la resolución de problemas.
Esta iniciativa es un ejemplo de cómo la innovación puede surgir desde la interacción con el territorio, conectando y actuando desde lo concreto. Es una forma de recuperar la atención a lo que nos ocurre. Al recuperarla, generamos las condiciones para innovar. Como señala Thoreau, «It is time that villages were universities.»